Olga y Tony en Puerto Rico…
RECORDAREMOS SU MÚSICA EN EL CLUB DEL CLAN...
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"EL PROGRAMA DE LA ETERNA JUVENTUD !!! "
La entrada de Olga y Tony a la televisión boricua no pudo darse en mejor momento. El Show de las 12 causó revuelo por el despliegue artístico que presentaba diariamente. Sin embargo, el espacio que cerraba cada edición, El Show de Olga y Tony, se convirtió en uno de los segmentos favoritos de la familia puertorriqueña.
Cada tarde la pareja de cantantes compartía directamente con el público. Con sus voces ejemplarmente acopladas, el dúo cautivó a la teleaudiencia con las mismas fórmulas que tan efectivamente les habían funcionado en la televisión cubana. De hecho, fue a solicitud de Tony que la producción de El Show de las 12 accedió a que los cantantes se mezclaran con la concurrencia. De esta forma público y artista se integraron y comenzaron a intercambiar experiencias. Por un lado Olga y Tony recibían el calor y la aprobación del público boricua que ya se aprendía su consabido tema Cantemos, siempre cantemos. Por el otro, los televidentes comenzaban a asimilar asuntos relacionados con el drama cubano en el exilio.
La larga espera por la reunión de Lissette y Olguita en Puerto Rico con sus padres finalmente se concretó en el verano de 1965. Al igual que en Cuba, Tony presentó rápidamente a sus hijas en su programa televisivo. Siguiendo aquello de que “ de tal palo tal astilla”, el público exigió de inmediato que la joven Lissette cantara un tema musical. Ella, cuya experiencia artística se limitaba a su breve exposición en El Patio con Julio Gutiérrez y a las actividades extracurriculares de la Academia St. Joseph, no supo cómo reaccionar a la sugerencia. En el estudio alguien le pidió que cantara el tema de moda, La bamba. Y de esta manera improvisada el maestro Rafael Elvira le acompañó con su orquesta marcando el debut de Lissette Álvarez en la pantalla puertorriqueña. Esa actuación ocurrió un viernes, sin anticipar Lissette ni sus padres que el lunes siguiente tendría en sus manos la oferta para grabar su primer disco como solista.
Darío González, disquero cubano que había fundado en Puerto Rico el sello Borinquen, no tardó en convencer a Tony Álvarez que le permitiera la contratación de su hija mayor para lanzarla como cantante. Tony, quien ya estaba grabando con el sello, accedió a la petición y en seguida comenzó la búsqueda de un repertorio musical para la novel artista.
Referencia:
Nueva Ola portoricensis
Autor: Javier Santiago
Presidente de La Fundación de la Música Popular para la Cultura
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